miércoles, 9 de septiembre de 2020

Los derechos imprescriptibles del lector, por Daniel Pennac

QUEREMOS COMPARTIR CON USTEDES LOS DERECHOS que debe tener en cuenta "TODO LECTOR"

Para pensar y reflexionar juntos...


A CONTINUACIÓN, ENCONTRARÁN:

- A) Introducción.

- B) Los derechos del lector.

- C) Biografía del autor.


- DESEAMOS QUE LES SEA GRATO Y DE SUMA UTILIDAD. 


(Aquí aparecen los derechos, ilustrados por Quentin Blake, quien ha acompañado con sus trabajos la obra de Roald Dahl, entre otros).


A) INTRODUCCIÓN A SU OBRA:

Los derechos imprescriptibles del lector” están incluídos en el libro “Como una novela”(1992), del escritor francés Daniel Pennac.

Constituyen un decálogo delicioso y ameno que invita a reflexionar sobre las prácticas lectoras y a cuestionar ciertos modos de promoverlas. Están enunciados desde una mirada crítica sobre la literatura pedagogizante y acartonada, que en su actitud forzada no ha hecho más que alejar a niñ@s y jóvenes de la lectura. Con humor, con relatos en los que todxs podemos vernos reflejadxs, Pennac y este texto, en un gran aporte a la tarea de “abrir corrales”, como diría Graciela Montes.


Dice Javier Munguía: “En Como una novela (1992), una de sus obras más célebres, el escritor francés nacido en Marruecos Daniel Pennac (1944) intenta dar respuesta a una pregunta crucial: ¿por qué solemos perder en la adolescencia el entusiasmo por las ficciones escritas que marcó nuestra niñez? Sin duda, el asunto es un buen motivo para reflexionar. Pennac lo hace con amenidad, desenfado y sobre todo desde su propia y desbordante pasión por la literatura, que resulta contagiosa.



Si bien parece exagerado llamar a este libro un híbrido entre ensayo y ficción (pese a que el mismo autor lo sugiere desde el título), es verdad que su formato no es del todo convencional. Se trata de un ensayo que aporta estrategias para animar a los jóvenes a leer y que, en vez de hablar en abstracto sobre “la juventud”, “los jóvenes”, inventa ejemplos para ilustrar sus postulados: el caso de un adolescente sin nombre agobiado por los requerimientos de lectura de sus padres y profesores, y el de un grupo de muchachos no aficionados a la lectura que descubre los encantos de leer gracias a un docente sabio.



El texto está dividido en cuatro partes: en la primera se revisa el proceso mediante el cual un niño lector pasa a ser un joven al que los libros le producen aburrimiento, en el mejor de los casos, y en el peor, urticaria; en la segunda se combate el dogma según el cual leer es una obligación; en la tercera se propone un acercamiento a la lectura que apela a la necesidad de historias propia del ser humano; en la cuarta, por último, se enlistan los diez derechos inalienables de un lector (…)” 



B) Derechos y algunos extractos escogidos:


1. El derecho a no leer

“Como cualquier enumeración de derechos que se respete, la de los derechos a la lectura debería empezar por el derecho a no hacer uso de ellos (…)

La idea de que la lectura “humaniza al hombre” es justa en su conjunto,a pesar de que existen algunas excepciones deprimentes. Se es sin duda un poco más “humano”, si entendemos por eso un poco más solidario con la especie (un poco menos “fiera”), después de haber leído a Chejov que antes.

Pero cuidémonos de flanquear este teorema con el corolario según el cual todo individuo que no lee debería ser considerado a priori como un bruto potencial o un cretino redhibitorio. Si lo hacemos convertiremos la lectura en una obligación moral, y éste es el comienzo de una escalada que nos llevará rápidamente a juzgar, por ejemplo, la “moralidad” de los libros mismos, en función de criterios que no tendrán ningún respeto por esa otra libertad inalienable: la libertad de crear. A partir de ese momento la bestia seremos nosotros, por más lectores que seamos. Y Dios sabe que bestias de esta especie no faltan en el mundo.

En otras palabras, la libertad de escribir no podría acomodarse a la obligación de leer.

El deber de educar, por su parte, consiste en el fondo en enseñar a leer a los niños, en iniciarlos en la literatura, en darles los medios para juzgar con libertad si sienten o no la “necesidad de los libros”. Puesto que si bien se puede admitir sin problema que un particular rechace la lectura, es intolerable que sea -o se crea- rechazado por ella. 

Es una tristeza inmensa, una soledad en la soledad, estar excluido de los libros, incluidos aquellos de los que se puede prescindir. “


2.El derecho a saltarse de páginas

“(…) Y además, incluso cuando hemos crecido, y hasta si nos repugna confesarlo, nos ocurre todavía que nos “saltamos páginas”, por razones que no nos conciernen más que a nosotros y al libro que leemos (…) Digámonos lo que nos digamos, este disgusto testarudo que entonces nos imponemos no pertenece al orden del deber, es una categoría de nuestro placer de lector. “



3. El derecho a no terminar un libro

“Hay treinta y seis mil razones para abandonar una novela antes del final: la sensación de que ya la hemos leído, una historia que no nos agarra, nuestra desaprobación total de las tesis del autor, un estilo que eriza el cabello, o por el contrario una ausencia de escritura a la que ninguna otra razón compensa para que justifique ir más lejos (…)

(…) La gran novela que se nos resiste no es necesariamente más difícil que otra…hay allí, entre ella-por grande que sea- y nosotros- por aptos para “comprenderla” que nos consideremos- una reacción química que no funciona (…)

Aquí la elección está en nuestras manos: o pensamos que es culpa nuestra, que nos falta una casilla, que abrigamos una parte de tontería irreductible, o nos ponemos del lado de la noción muy controvertida del gusto y buscamos dibujar el mapa de los nuestros.

(…) -¿Pero cómo es posible que no le guste Stendhaaaaal?-

Es posible. ”



 4. El derecho a releer 

“(…) Por el placer de la repetición, la alegría de los reencuentros, la puesta a prueba de la intimidad.

“Otra vez, otra vez” decía el niño que fuimos…Nuestras relecturas de adultas tienen que ver con ese deseo: encantarnos con la permanencia y descubrirla todas las veces igualmente rica en nuevas maravillas. “



5- El derecho a leer cualquier cosa. 

“(…) Buenas y malas (novelas), durante un tiempo leímos todo junto. Igual que no renunciamos de un día para otro a nuestras lecturas de infancia. Todo se mezcla (…)

(…) Una de las grandes alegrías del “pedagogo” es-cuando está autorizada cualquier lectura- ver a un alumno cerrar solo la puerta de la fábrica best-seller para subir a respirar donde el amigo Balzac. ”


6- El derecho al bovarismo

(Enfermedad textualmente trasmisible)

Remite a “nuestro primer estado de lectura (…) De allí la necesidad de que recordemos nuestras primeras emociones como lectores y de que levantemos un pequeño altar a nuestras viejas lecturas, incluyendo las más “tontas”. Desempeñan ellas un papel inestimable: emocionarnos por lo que fuimos al tiempo que nos hacen reír de lo que nos emocionaba. Los jóvenes que comparten nuestra vida sin duda alguna ganarán con ello en respeto y en ternura (…)”



7. El derecho a leer en cualquier parte 





8- El derecho a picotear.

“Yo picoteo, tú picoteas, dejémoslos picotear.

(…) Cuando no se tiene el tiempo ni los medios para tomarse una semana en Venecia, ¿por qué rehusarse el derecho de pasar allí cinco minutos?”



9- El derecho a leer en voz alta.

(…) Para maravillarme. Las palabras pronunciadas se lanzaban a existir fuera de mí, vivían de verdad. Y además porque me parecía que esto era un acto de amor.

(…) ¿Es que él no sabe mejor que nadie que el sentido se pronuncia?

(…) Si lee de verdad, si pone en ello su saber y domina su placer, si su lectura es un acto de simpatía con el auditorio tanto como con el texto y su autor, si logra que se oiga la necesidad de escribir y despierta nuestra más oscura necesidad de comprender, entonces los libros se abren de par en par, y la muchedumbre de aquellos que se creían excluidos de la lectura se precipita en ella tras él. “





10. El derecho a callarnos


 C) BIOGRAFÍA

Biografía de Daniel Pennac” 


Daniel Pennac
 es uno de los escritores franceses más importantes del momento. Nacido en Casablanca, Marruecos, en 1944, es docente de literatura, labor que combina con su carrera narrativa. Su obra más importante es “Como una novela”.

Daniel Pennachioni, es su nombre verdadero. Nacido en una familia de militares, se crió en África y el sudeste asiático. Su juventud la pasó en Niza, donde estudió letras y se dedicó a la enseñanza.

Comenzó su actividad literaria, escribiendo libros para niños. Conoció la fama gracias a sus novelas sobre la saga de la familia Malaussène, que se encuentra dentro de la novela negra, resultado de un viaje a Brasil. dicha saga se desarrolla en torno a Benjamín Malaussène, un hermano mayor que ostenta el puesto de cabeza de familia, que vive en el barrio de Belleville, en París, donde se desarrollan las vidas de esta familia, que no omiten ninguno de los tópicos, crímenes, romance, amistad y más. Todo narrado de manera coloquial y ágil. El autor sostiene que su principio narrativo está en el error, del cual nace el humor.

La obra de Daniel Pennac:

Su título más famoso es “Como una novela” (1993), es una enumeración de los derechos de los lectores. Esta obra indaga en el proceso de construcción de la literatura, buscando el placer de la lectura. Para esta obra se apoya en su experiencia como docente.

Daniel Pennac sostiene que escribe por necesidad y para burlarse del mundo en que le tocó nacer. De este razonamiento surge su primer libro “El servicio militar, al servicio de quién?” (1973), una sátira de su propia vida en el servicio militar. (Esta publicación y el origen militar de su familia es la que lo lleva a decidir el uso de un seudónimo).

Una de las características más sobresalientes de la escritura de Pennac es el fantástico sentido del humor, su capacidad de reírse de sí mismo y del mundo. Sus personajes son atractivos y auténticos, y marca la presencia, una inocencia curiosa.

Obra de Daniel Pennac:

• Le grand Rex Editions du Centurion (1980)
• Cabot caboche Nathan et Pocket jeunesse (1982)
• L’oeil du loup Nathan (1984)
• Au bonheur des ogres (1985) – La felicidad de los ogros
• La fée carabine (1987) – El hada carabina
• La petite marchande de prose (1989) – La pequeña vendedora de prosa
• Comme un roman (1993) – Como una novela
• Kamo et moi (1992) – Kamo y yo
• Kamo, l’agnece Babel (1992)
• Kamo, l’idée du siècle (1993)
• Sang pour sang, le réveil des vampires (1993)
• Miro: Le tour du ciel
• Monsieur Malaussène (1995) – El señor Malaussène
• Monsieur Malaussène au théâtre (1996) – El señor Malaussène en el teatro
• Des chrétiens et des maures (1996)-Los cristianos y los moros
• Messieurs les enfants (1997) – Señores niños
• Aux fruits de la passion (1999) – Los frutos de la pasión
• Les grandes vacances, (photographies) (2002)
• Le dictateur et le hamac (2003) – El dictador y la hamaca
• Merci (2004) – Gracias
• Chagrin d’Ecole” (2007)- Mal de escuela(2008)


En 1992, Gallimard publicó “Como una novela” en su Colección Folio.

20 años después y con motivo del 40 aniversario de Gallimard, el editor original del ensayo, ve la luz un bello pop-up que recoge el famoso decálogo. Para tan ilustre ocasión han contado con Gérard Lo Monaco, el ingeniero de papel del Moby Dick ilustrado por Joëlle Jolivet o de El Principito.



En Les dix droits du lecteurLo Monaco ilustra y crea un universo de desplegables que dan vida en imágenes a las sentencias del escritor francés, una pieza única de la edición, no solo por el mensaje que porta, sino por su diseño: los troqueles y la animación de imágenes, la ilustración clásica y sencilla, la encuadernación, etc.

 























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